Capítulo 131: Escribiendo...y punto.

Ya no puedo más.
Me encuentro en un estado catatónico interior, que no me permite avanzar. En realidad no sé si la sensación me gusta. No lo sé realmente, porque de esta forma ya no padeceré más de la forma que más temo. Sin embargo tampoco no me queda más remedio que admitir que sí sufro, por dentro. Aunque también está bien saberlo, decirlo en voz alta (o escrito); por eso mismo no me escondo.

Ya no soporto más esta agonía de no saber de ti. Solo me alimenta el cerebro un dulce y a la vez amargo recuerdo tuyo. En lo más profundo de mí, algo se ha roto. Eso me suena. Ya lo mejor la palabra no es profundo, sino enorme. Quizás por eso lo analizo tanto.
Este mediodía me he encontrado en las escaleras, subiendo, y llorando. No podía llegar así, he pensado, y luego he pensado, ¿por qué no? ¿Tengo que aguantarme? Y ahora que le he dado rienda suelta…ya no lo puedo parar.

Cada día que pasa es peor. Estoy avanzando de forma completamente invertida. Menuda paradoja. Avanzo en sentido contrario. Crece algo en mí, que cada cobra más forma: tristeza absoluta.No entiendo este mundo de esta manera, sin ti. No lo comprendo, y no lo quiero. Eras un trozo de átomo, un trozo de materia, un trozo de ser, un trozo de corazón, un trozo de persona, un trozo de ciudad, un trozo de mundo, un trozo de universo. Eras sonrisa, y lo sigues siendo en mi recuerdo. Pero ya no puedo entender porque he llegado a esta situación. Llegué a la clara y sincera conclusión que es lo que me toca, de acuerdo. Pues eso es lo que estoy haciendo, asumirlo mientras me sumo en la tristeza. Es lo que me toca.

Ya no tengo ganas de enfrentarme a nada ni a nadie. Del mismo modo que no quiero hacer más esfuerzos en vano. Ya no valgo para eso. Cada vez que te busco, mi imaginación acaba yendo más allá, y no sé hasta que punto es la verdad, o mí verdad. Cada vez que te busco, acabo imaginando que te encuentro, y que lo único que sería capaz de hacer, sería romper a llorar. Por el simple, llano, básico y estupendo motivo de que te tendría delante. Y eso, sería suficiente.

El mundo ya no me llena, no por lo menos el vuestro. El que me he construido a mi medida, está lleno de canciones que me hablan de cómo me siento. Tengo la sensación que no vivo la vida que quisiera tener, que no he llegado a los objetivos deseados. No quiero ser uno más. Tan solo me queda recordar que nadie dijo que esto fuera a ser fácil, nadie, nadie lo dijo.Pero ahora…veo (que es mejor que entender), que es demasiado difícil para mí.

Ya nadie me querrá, porque ya no puedo querer a nadie más. A parte de, claro está. Soy incapaz de apartar ese sentimiento de mí. ¡Es que no quiero! No me da la puta gana. Si este es un mundo injusto de mierda, pues dejadme que viva plenamente mi injusticia. No pienso en mi, solo pienso en mi yo de mañana. Ya nadie sabrá quererme.Y cuando digo que nadie me querrá, lo digo porque yo no quiero que nadie más me quiera. Todo aquello que he vivido, lo confirma. No quiero que se acerquen a mi, no quiero gastar a mis amigos, no quiero tener que explicar lo mismo mil veces. No quiero tener un ataque de ansiedad por darle mil vueltas a lo mismo. Si no puedo tener a quien yo quiero (con todos los sentidos del verbo), no quiero a nadie. Pero a nadie. Establezco una relación comercial con los que me rodean, nada más. Si me necesitan para cantar, cantaré; pero no expresaré mis sentimientos. Si me necesitan para padrino de boda, lo haré, pero no expresaré mis sentimientos. Si me quieren para cenar y hablar, lo haré, pero no expresaré mis sentimientos. Si me buscan para un café y un cigarro de 14 a 16, lo haré, pero no expresaré mis sentimientos. ¿Qué tal estás Josep? Bien gracias. ¿Cómo lo llevas Josep? Bien gracias. O mejor dicho, mal. Pero esa palabra, fea que es (mal), es la que termina la conversación. Luego, como mucho una mueca de dolor, y el que pueda, que lo entienda y saque conclusiones. Los que no, lo siento, no tengo más recursos verbales y emocionales. En realidad si que los tengo. Pero ya no los usaré.

Siempre me consideré una persona buena. Y ahora, como ya escribí en alguna entrada estúpida de las mías, creo una fórmula matemática mental que me demuestra lo contrario. Ya no soy bueno. Si fuera bueno, no viviría este desasosiego y vacío interior. Porque si soy bueno y siento toda esta basura interior, ¿los malos que sienten? ¿Podredumbre, ira, dolor y odio? Bueno, me suena. No llego a ese punto (odio e ira, no van conmigo), pero casi. Podrirme…estoy en camino de. Dolor…menuda obviedad.

En este barco de mierda, no hay sitio para todos. Y me acabo de bajar con las ratas en el primer islote que asomaba. Ya no quiero correr por la soleada y fresca cubierta, para que al llegar al final descubra de nuevo que la entrada a la sala de fiestas, está cerrada. He buscado mil entradas, y ahora que tenía la llave y la pieza del puzzle que me faltaba; la sala ha suspendido la fiesta. Aforo limitado, sabes…

Aquí estoy ahora en mi isla, de la que no-me-pienso-mover. Que os quede claro. Y no estoy pidiendo rescate eh, de verdad. Me quedo con estas ratas, con un coco al que le pondré de nombre “Capdetrons”, y así iré pasando las noches una tras otra hasta darme cuenta que así, se está bien. Y que se joda el mundo que conozco. Ahora tengo el mío, en una isla o dentro de una habitación de 4 paredes, o dentro de una burbuja; da igual como le quieras llamar. Aquí estoy, y de aquí no me moverán.

Hasta que el mundo no gire del revés para mí, de eso nada amigos. Se acabó.

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