O sobre la teoría matemática/racional de los sentimientos.
De lo que se trata es de que llega un punto en el que la persona asume sus propias limitaciones.
Yo no soy un genio, pero me considero una persona capacitada.
¿Capacitada para qué? A estas alturas lo que quiero es verte lejos. De vez en cuando imaginar que ya te tengo. Y es que; al mirarte veo el reflejo de lo que no tengo. Son suspiros lo que siento hoy por ti. No me acerco y te deseo, y de este modo no te pierdo. Simplemente, me quedo aquí.
Estas tres ultimas líneas, por ejemplo, son de un canción que escribí hace un par de años (ahora la tocamos en directo y queda la mar de bien).
Ahora bien, estoy capacitado para escribirlo, pero, ¿estoy capacitado para entenderlo, asumirlo y hacerlo mío del todo?
La ignorancia hace la felicidad. Esa es una gran premisa que me ha confirmado la gente con la que me he topado en esta vida. Por ejemplo, tengo amigos que a estas alturas nunca han tenido una relación sentimental estable. Por estable entendemos una relación más o menos duradera, que implique implicación (válgame la redundancia), y un esfuerzo sentimental. Entonces, cuando hablas con ellos del tema, de sus inquietudes, les da igual. Les da igual, porqué desconocen lo que es querer de verdad y mejor aún, ser querido (véase Moulin Rouge…).
Eso me lleva a concluir, que yo, siendo capaz de expresar mis emociones de forma clara, alta y concisa (incluso musical), soy esclavo de mi inteligencia emocional. A cada bache y golpe, lo siento más que ellos. Y esta afirmación no es ninguna falacia ni presunción; simplemente lo siento así.
Soy tan sensible, que cualquier melodía de anuncio, me hace pensar mil cosas.
Y ahora mismo todas las que pienso son concluyentes.
Estoy encerrado en un cubículo de metacrilato que no me permite avanzar, y del mismo modo me permite disfrutar de forma falsa de las emociones. Puedo ver, y en consecuencia sentir. Puedo oir, y en consecuencia sentir. Puedo dialogar, y en consecuencia sentir. Pero desde aquí dentro, ese feedback tiene un límite. Y mi vida está concebida de este modo. ¿Por quien? ¿El destino? No. Hay unos patrones que nos rigen, canales de energía, y flujos de sentimientos, que rigen nuestras vidas. Queramos o no, “es lo que hay”. Y eso, es mi vida (o no-vida) emocional.
Cuando se acepta esta situación, es cuando se empieza a avanzar de verdad. Yo ahora siento que el tiempo emocional se ha detenido para mi. Me marqué unas metas que no he sido capaz de alcanzar. Bien, aceptemos que no es por mi culpa. Aceptemos que existe el cubículo. Aceptemos que mi canal de energía tiene un camino marcado, que yo si puedo modificar, pero no para que si está en “1” pase a ser “0”. Puedo intentar vivir variables, como por ejemplo un 0’99, que está muy cerca del 1. Pero sigue siendo 0 en esencia. Pero mi canal de energía, me llevará por el camino de la no-felicidad emocional.
A este punto se llega, cuando en tu vida, experimentas el casi-amor. Ese concepto, es desde dentro de la caja transparente, el que la otra persona esté completamente pegada al otro lado. Pero siempre va a estar esa separación transparente que impedirá que pueda tocar mi otra mitad sentimental. Esa mitad que me quiere, que me desea, pero que no me puede tener. Y no es necesario preguntarse porque no me puede tener. Esa pregunta ya la he contestado: mi vida no está concebida así. Si lo asumo, no sentiré. Si no siento, no duele. Si no duele, no se sufre. Al revés que la premisa de los Jedi (que reza: "el miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento...").
Tengo 30 años, y me siento orgulloso de las cosas que he logrado. Esas cosas que he logrado, me las he currado. Pero llegados a este punto, asumo que hay otras que si no las he logrado es porque no me corresponden. Hay quien le llama destino, hay quien le llama suerte, hay quien le llama vida. Pero yo no le llamo de ninguna forma. En este mundo, hay justicia y justicia (sentimentalmente hablando). La justicia para unos, es haber conocido a otra persona, pasar la vida a su lado, y luego la muerte les separa. La justicia para otros, es que no van a tener eso. Es una justicia equitativa, ya que si todos tuviéramos los mismo, no sería justo. No sería justo porqué tampoco sería posible. Esencialmente, tendríamos que ser el mismo número de personas en cada lado (por no diferenciar en que a un lado habría hombres y al otro mujeres, porqué también existen las relaciones homosexuales). Por lo tanto, tendría que haber a un lado (por ejemplo 100 personas, y en el otro otras 100). A partir de ahí, 50 parejas y arreando. Pero eso no es así. Existen variables en el entorno que confirman mi 0’99, que hacen que esta teroría fluctúe de forma “normal”.
Me estoy yendo del tema, cuando lo que quiero demostrar es que, como dijo una amiga mía matemática, ella estudia los números porque cada día se convence más de que el universo se puede resumir entero en matemáticas. Y los sentimientos no son una excepción.
Con lo cuál, la frialdad de los numeros se ha apoderado de mí a estas alturas. Aquí y ahora, dentro de mi canal de energía, puedo aceptar que mis amigos me presenten proyectos de variables. Por ejemplo “de esta agua no beberás”. O “eso no lo sabes, no sabes lo que va a ocurrir”. Pero esas variables, son refutables con los hechos. Es decir, si tu sumas tres veces “2+2”, y las tres veces te dá 4, porqué no ibas a estar seguro que la cuarta vez va a dar 4? Yo si lo estoy. Pero siempre está el amigo de turno, con la teoría del “2+2=5”. Por si acaso no lo entendéis, os explicaré que “2+2” sí puede dar 5. Como? Fácil. En la suma, en realidad intervienen 5 elementos. Un matemático dijo que los símbolos se podían tomar como una unidad. Por lo tanto en “2+2” (sin contar las comillas), son 5 elementos. Lo que es lo mismo: “II I II=IV”. Es una ida de olla, lo se. Pero precisamente por eso, como es una ida de olla y es una variable poco porblable, me remito a lo seguro, que lo he sumado demasiadas veces, y me sigue dando 4.
Ya no siento, el témpano se ha apoderado de mi. Prefiero pensar que no me lo merezco. Y no es ser melodramático. Es ser realista. No es para dar pena y que dejen comentarios en este post. Es ser pragmático.
Yo la quise, la adoré y me alejé por mi mismo. Por mi mismo, con doble significado, Por mi propio pié y para mi propio beneficio (el egísmo, una variable que entra en juego y que en realidad es una baza que muy pocas veces uso). Cuando lo hice, hice lo correcto? Ahora ya se que no. Pero precisamente por eso, porque mi canal de energía no estaba proyectado para que las cosas salieran como yo desearía.
Tras el alejamiento, surgió el falso olvido. En el falso olvido, entró la desidia y el recuerdo oculto en el fondo de mi corazón. Pero eso impedía la limpieza y la honestidad.
Luego vino la iluminación. En esta iluminación, vino la casi-mitificación. Era un sueño, un delirio, una mentira agradable (en aquel momento), una locura dulce pasajera. Era la perfección hecha chica. Primero por fuera (no nos engañemos) y luego, por dentro. Y fue completa y absolutamente peor por dentro. Peor, porqué cuando una persona te gusta más por dentro que por fuer, eso te llena la cabeza 24h al día con su recuerdo. Intenté racionalizarlo, y no pude. No le encontraba sentido a lo que me estaba pasando. Era impredecible por cualquiera, que ella me quisiera a mi. La variable pasaba a ser 0’99999 periódico. Ah, seguía siendo 0 sin embargo. Pero…la pared de metacrilato estaba ahí. Por un momento, estaba tan limpia, tan clara y transparente, que casi no existía.
Pero precisamente por ese motivo, dejó de ser una realidad. Es tocar fondo de verdad. Cuando la verdad ante ti se descubre y puedes ver de forma clara y transparente que, nunca vas a tener aquello que deseas. ¿De que otro modo si no, se descubre que ni siquiera puedes estar con la persona de la que te has enamorado…y ésta se ha enamorado de ti?
Eso significa la gran verdad en esta teoría del amor dentro de mi cuadrado transparente. Es el factor que me faltaba por experimentar. He experimentado dolor, desesperación, pena, alegría, emoción…pero esto de ahora no tiene nombre. Si tiene un nombre es este:
Fraude. Mi vida sentimental, es un total, absoluto, entero, enorme, claro, y luminoso fraude.
Ya partir del viernes pasado lo es más que nunca.
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