Capítulo 123: Despidiendo

De nuevo las despedidas se repiten en nuestras vidas. No son más que una acción que completa todo un conjunto de otras más. Cierra el círculo, por así decirlo. Así como una vez estuve dentro de un universo sombra, en el que me mantuvieron encerrado; ahora tengo que bajar del reino de las nubes.
Por supuesto, de nuevo. Once again.
Y a estas horas estará esperando que le mande un mensaje para que demuestre lo buena persona que soy, o para hacerle sentir bien.
Pero cuando se acaban los peluches, cuando ya no acaricias mi perro, cuando ya no me como los panecillos de gamba, cuando ya no te vengo a despertar del sofá, cuando ya no miro los sitios por los que pasaste, cuando ya no me buscas por la calle..., es cuando asumes que quieres vivir a tu manera. My Way, decía Sinatra.
Siento que el torrente de lágrimas se esconde detrás de mi cerebro, no de mis ojos; porqué he racionalizado la llorera. Ahora no me punza el dolor, solamente pienso. Y las lágrimas, no salen porque mi cerebro está ocupado en administrar la frialdad, no en soltar las lágrimas.
Me he vuelto absurdo. Me he vuelto mi otro yo. Me he convertido en una piedra del camino que no siente, pero que no siente por ser piedra, si no porque es un canto rodado con el que todo el mundo tropieza. Y se quejan. Y los golpes me han vuelto invulnerable. Menuda obviedad.
No haber entrado por la puerta de atrás. Haberlo hecho por la grande... Pero claro, no. No podía ser porqué como no tengo la llave del castillo del reino de las nubes, me tengo que conformar con quedarme a pasear por el jardín. Mientras el resto disfruta del jacuzzi, la pista de tenis y el puto salón comedor con mesitas para dos.
No me decepcionas, simplemente me complementas. Eso mismo pasaba hace dos años, y seguirá pasando. La diferencia es que tu tienes más hielo dentro que yo. Y puedes vivir asumiéndolo, sabiéndolo, y comiéndotelo con patatas. Pues yo me voy a hacer un guiso que te cagas. Y no me decepcionas. Ya lo haces tu por ti.
¿Quieres avanzar en esta dirección? De acuerdo. Pero es dificil avanzar con el baile del "uno p'alante, dos p'atrás". Tu piensas, tu eliges, tu te encuentras, tu asumes. Tu, tu, tu. Es el ruido del teléfono que ahora ya comunica. Ya no hay comunicación entre los dos.
¿Se cortan las alas de la libertad? Nunca las tuviste. En su lugar, dos bandas rosas que pregonan "tengo miedo a ser feliz". Prefieres esconderte detrás de las bandas de color azul (las de repuesto), que dicen: "tengo lo que me merezco, y no merezco más".
Y yo, soy quien soy. No soy mejor! No soy mejor persona. Soy tu otra mitad, que vivirá en tu otro extremo del hilo invisible que se crea a veces entre dos seres humanos. El hilo tejido de rabias, sonrisas, bofetadas, besos y cortometrajes de sentimientos al atardecer.
Trailers de lo que pudo ser y nunca fué.
El que lo entienda, felicidades; el que no, que no me pregunte. Esto no es nada más que un escrito hecho en el máximo esplendor de...la no-felicidad (tristeza es tan cutre...).
Chuck Palahniuk dice:
No somos nuestro trabajo. No somos nuestra cuenta corriente. No somos el coche que tenemos. No somos el contenido de nuestra cartera. No somos nuestros pantalones…(Ni siquiera somos lo que sentimos; añado YO) Somos la mierda cantante y danzante del mundo.

1 comentaris:

Chideki dijo...
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